jueves, 4 de septiembre de 2025
Ruta hacia la Cultura de Inocuidad

Inicio: estar bien informado
Como todo gran viaje, la aventura comienza desde que lo planeas. No basta con tener las maletas listas: hay que conocer el clima, el idioma, las costumbres y las posibles dificultades que puedes encontrar.
En el viaje hacia la Cultura de Inocuidad, la preparación significa informarte sobre los riesgos alimentarios: biológicos (como bacterias o virus), químicos (residuos de limpieza, pesticidas), físicos (objetos extraños como vidrios o metales), entre otros.
Con esta información puedes empacar tus herramientas: desde guantes y tapabocas, hasta protocolos de higiene. Así como un viajero se protege del mal clima, tú te proteges a ti y al alimento para garantizar que el trayecto será seguro.
Primera parada: Riesgos
Imagínate en la playa: la brisa es perfecta, el mar cristalino… pero el sol es intenso. ¿Qué haces? Te pones gafas oscuras, bloqueador y sombrero. En inocuidad es igual: los riesgos siempre están ahí, aunque el ambiente parezca tranquilo.
Conocer los riesgos es como leer la guía turística del lugar; te dice dónde puedes disfrutar y dónde debes tener precaución. Al manipular alimentos, debes identificar qué puede afectarlos y cómo prevenirlo.
Así como un turista responsable lleva su kit solar a la playa, un manipulador de alimentos lleva siempre las herramientas para cuidarse: buenas prácticas de higiene, controles de temperatura y procedimientos seguros. De esta forma, proteges, no solo tu salud, sino también la de todos los consumidores.
Pronto te contaremos los demás pasos para seguir recorriendo la ruta hacia la Cultura de la Inocuidad.
Colaboración:
Tatiana Conde
BPMD