jueves, 16 de mayo de 2024
No a plásticos de un solo uso
Tienen sentido campañas de defensa de la naturaleza, si logran que un creciente número de ciudadanos, gremios, empresas, comercios y gobiernos entiendan los efectos devastadores del mal uso del plástico en el medio ambiente y se acometan proyectos conscientes, sostenibles y racionales por la solución del problema.
No se trata de satanizar o emprender planes de exterminio contra este material, sí de cambiar muchos de nuestros hábitos frente al uso y consumo de algunos de sus productos de un solo uso, caso bolsas y pitillos.
La multa o pago de veinte pesos por cada bolsa que use no debe ser el condicional. Hay que pensar y actuar frente al daño que se hace comprando la bolsa para luego arrojarla a la basura, la calle, playa, riberas de ríos y quebradas u otros espacios naturales, como ocurre en todo el país.
Es casi insólito que el plástico, un material que se produce a gran escala, millones de bolsas por segundo, y que es tan fino que puede tardar más de mil años en degradarse, se adquiera para usarlo, botarlo o deshacernos de él en segundos o minutos, con serias consecuencias globales.
En el medio marino se calcula que hay entre 15 y 51 billones de partículas microplásticas, con un peso de 93 a 236.000 toneladas métricas, que están llevando a la extinción a miles de especies de su fauna y su flora. Algunas por consumirlo confundiéndolo con alimento y otras por la degradación de los ecosistemas que las sostienen.
El problema no termina en ríos o mares. Se trata de un asunto de ida y vuelta.
Los seres humanos, en la cúspide de la pirámide trófica o alimenticia, no están libres de los peligros que comporta este tipo de contaminación. Muchas de esas micropartículas plásticas, por dicha cadena (un pez se alimenta de otro y luego a este lo caza el hombre), ahora están llegando a nuestra mesa, advierte el Programa de la ONU para el Medio Ambiente (PNUMA).
De los 8.963 millones de toneladas de plásticos producidos en los últimos 15 años en el mundo, 6.700 millones se convirtieron en desechos. De estos, el 79% se acumuló en rellenos sanitarios, océanos y demás entornos naturales. En los océanos hay islas de plástico con extensiones mayores a algunos países. Otros porcentajes mínimos son reciclados o incinerados para generación de energía.
Según la ONU, cada año el mundo consume unos 5 billones bolsas plásticas y solo una ínfima proporción es reciclada. Si las formas de consumo y de gestionar los desechos no cambian, habrá unos 12.000 millones de toneladas de estos residuos en el año 2050. Y, como se ha advertido una y otra vez, los océanos tendrán más plásticos que peces.
Hay playas en el Caribe colombiano que se quedaron sin turistas por sus enormes cargas de basura plástica y botellas; es casi imposible hallar una calle, un camino, un río o una quebrada libres de este material.
La próxima vez que vaya al supermercado, la tienda o a transportar cualquier producto no olvide llevar bolsas de tela u otros materiales reciclables de largo uso. Actúa como persona o individuo local y su decisión juega a favor de la vida en todo el planeta.
Tomado de: https://www.elcolombiano.com/opinion/editoriales/no-a-plasticos-de-un-solo-uso-NA111161