lunes, 10 de febrero de 2025
La solidaridad, clave para la salud mental y física

Según la neurociencia, dar y recibir ayuda nos hace sentir más saludables porque mejora nuestro estado de ánimo, nuestras hormonas y nuestros neurotransmisores químicos.
Como consecuencia de emplear nuestro tiempo en acciones solidarias, en ayudar a alguien que lo necesita, así como en detalles a nuestros seres queridos, nuestro cuerpo y mente fomentan elevadas cantidades de hormonas como la oxitocina relacionada con los afectos, y altas dosis de neurotransmisores del placer y de la felicidad como la dopamina, la serotonina, la adrenalina o las endorfinas.
La solidaridad es una característica innata con la que se nace y se mejora a través de la experiencia, igualmente son susceptibles de ser entrenadas. Que seas una persona solidaria mantendrá saludable tu salud mental y física y generarás una perspectiva positiva acerca del mundo que te rodea, lo que se reflejará en tu sistema inmune subiendo tus defensas.
La oxitocina es la hormona que se libera durante el sexo, también, cuando una madre amamanta a su bebé. Es decir, es la hormona del placer. Y es, precisamente, la misma que se libera cada vez que hacemos una donación o que realizamos un acto solidario. Los últimos estudios demuestran que el nivel de oxitocina en el cuerpo aumenta hasta 80 por ciento cada vez que se realiza un acto de generosidad.
Una de las claves de la solidaridad se encuentra en la empatía. Gracias a ella sobrevivimos como especie porque los seres humanos nacemos prematuros respecto a otros primates y necesitamos protección. Desarrollar un cerebro empático fue clave en la evolución para poder cuidar y asegurar así la evolución de la especie.
Los beneficios de la empatía están muy al alcance de la mano, tenemos que decidirnos a ir hacia ellos. Padres pueden ayudar a los hijos a fortalecer su carácter solidario. La mejor manera de adquirirlo es por imitación, realizando acciones solidarias e implicándoles en estas. Por ejemplo, organizar un evento solidario, como cumpleaños o comuniones, cuya recaudación se destina a un proyecto social; realizar tareas de voluntariado en familia, como ayudar a limpiar una zona natural o apadrinar a un niño.
Colaboración:
Diana Carrillo
Bienestar y Formación